Mirando el Reloj (Kai)

Se levanto de su cama algo nervioso mirando el reloj con un dejo de ansiedad. Eran las 7:50pm, Kai debería venir en camino.
Se miró al espejo una vez más, había estado dando vueltas por su habitación eligiendo ropa de diferentes tipos. Miro su atuendo, un pantalon negro pitillo, su polera favorita de sex pot y uno que otro pinche rojo adornaba su rubio cabello.

Vio el reloj nuevamente, faltaban cinco minutos para que llegara. Bajo corriendo las escalera de la casa y se sentó a esperar en el living.

Kai caminaba con su habitual mente en la luna, aún recreando cada espisodio de la tarde de ayer, suspiró encantado, Miku le provocaba algo y aún no sabía exactamente qué, pero le gustaba. Tenía 5 minutos para llegar y ya estaba cerca, así que suspiró y miró su atuendo, jeans desgastados oscuros con una rosa gris bordada en el muslo izquiedo, camisa negra con un pequeño bordado de un ángel en el bolsillo y una chaqueta negra también delgada, ya que la noche no era para nada fría.

Miró alrededor y la luna estaba llena, caminó y se encontró de frente con la casa de los Cafekkos, tomó aire y tocó el timbre, sintiendo como su sonido inundaba el lugar.

El sonido del timbre lo hizo saltar del asiento, nervioso como aún estaba, tomo su chaqueta.
Camino hacía la puerta con rápidez sintiendo que el corazón le latía a mil por hora. El mero hecho de recordar lo que había pasado el día anterior con el baterista lo hacía sonrojar, no sabía que era lo que el mayor tenía, pero tenía a Miku completamente consternado y a la vez feliz.

Dió un último suspiro antes de abrir la puerta, encontrándose con Kai, que esa noche se veía espectacular. -Hola- dijo sonriendo, acercándo su rostro hacía el del baterista, besándolo en la mejilla.

-Buenas noche, Miku-le respondió Kai recibiendo el beso en su mejilla, provocando un leve sonrojo que esperó que el menor no percatara-¿Nos vamos? no quise traer mi auto, la noche está hermosa como para encerrarse. Además, el restaurant queda cerca, ojalá te guste.

Kai miró al pequeño que sonreía nervioso, unos pinches rojos en su pelo lo hicieron sonreír, pero lo encontró tan tierno, que más ganas de abrazarlo y besarlo le dieron, pero no quería asustarlo o apresurarlo para algo. Lo de ayer había sido espontáneo, pero quizás Miku sólo lo había hecho por enojo, él no sabía, así que era mejor esperar.

-Es una hermosa noche- sonrió tomando la mano de Kai -Y no me molesta para nada caminar, me gusta...- cerró la puerta de la casa y comenzarón a caminar.

Los nervios del pequeño vocalista iban desapareciendo de a poco, a medida que la conversación entre ambos avanzaba. Era increíble lo bien que podía llevarse con el baterista, tantos temas de conversación, algunos hasta sin sentido se daban por si solos. No entendía como no había conocido a esta persona antes, sobre todo si Kanon ya la había conocido...

Suspiro. Kanon conocía a Kai... y Miku sabía bien de que manera lograba su mejor amigo conocer a las personas.

-¿A que restaurant iremos?- preguntó algo desanimado.

-A uno muy lindo, lo abrieron recién ayer y me llamó la atención, quise probarlo de inmediato contigo-le respondió con su característica sonrisa, balanceando las manos que aún estaban juntas como dos pequeños niños.-Luego de que nos separamos, pasé por ahí y me recordó mucho a ti, no es cualquier restaurant, es algo... exótico-agregó aguantando una carcajada al recordar la apariencia del lugar.-Etto... Miku, yo... en relación a lo de ayer, pues... no sé, quizás empezamos al revés-dijo nervioso.-pero, me gustaría conocerte mejor y por eso, te invité a comer, pues... es la primera vez que me pasaba algo así, yo... normalmente, no soy de esa forma, pero me llamaste mucho la atención-le contó mientras miraba hacia el hermoso cielo estrellado, llegando justamente al restaurant.

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