En un Suspiro... [Kai]

Había salido de su casa hacía horas, nadie le hablaba mucho y sus compañeros de banda seguían dirigiéndole la palabra solo para decirle lo justo y necesario. Los últimos días de esa semana habían sido un infierno para Miku, y lo único que sentía era ganas de escapar.
Kanon ya ni se aparecía por la casa, Teruki lo miraba con ojos de decepción cada vez que se encontraban, Yuuki lo detestaba y a penas si lo miraba, y ni hablar de Takuya, quién probablemente lo odiaba.

Venía de vuelta ya por el barrio residencial, había caminado por mucho tiempo sin rumbo y había decidido que era hora de volver. Observó las casas a su alrededor, estaba seguro que conocía varias... en especial una llamo su atención... -Kai-chan...- murmuró para si mismo deteniéndose frente a la casa de los Gazettos. Hacía un tiempo que no veía al baterista y se preguntaba como podía estar. La última vez que lo había visto... pues, había terminado todo en algo bastante "especial" entre él, Kai y su novio.
Apartando esos pensamientos de su cabeza camino hasta la puerta de entrada y golpeó con fuerza, esperando que el baterista abriera la puerta.

Fregar platos, limpiar pisos, ordenar el refrigerador, lavar la ropa, limpiar las ventanas, sacudir alfombras, ordenar sillones, sacar el polvo de los estantes, poner los libro por abecedario, cd´s por año, ya no sabía qué más hacer, la angustía y la soledad se lo carcomían por dentro, si hubiera sabido que todo sería así, se hubiera quedado en su cómodo departamente de Tokyo y no en una casa inmensan en donde se había quedado a vivir solo de todas formas.

Su novio quería pasar tiempo con sus amigos, y era entendible, esperaba que a su banda no le pasara lo mismo que le estaba pasando a la suya. Apoyó el mentón en el trapeador, cuando sintió un golpeteó en la puerta, le pareció tan extraño que le costó decidirse a abrir, pero por fin lo hizo, tratando de sacarse el sudir y verse algo decente. Abrió la puerta, asomándose un poco, pestañeó seguido para ver si era real lo que veía.

-Miku-chan...-exclamó incrédulo-¿Te ocurre algo?

-Yo... Kai-chan...- no supo que decirle. Estuvo a punto de estallar en llanto cuando la puerta se abrió, Kai lo miraba con semblante cansado y se podía notar en sus ojos algo de tristeza. Miku sintió ganas de abrazarlo y no soltarlo nunca.
Incapaz de reprimir sus impulsos, no espero ninguna otra palabra de parte del baterista y lo abrazo con fuerza, dejando que las lágrimas que tanto clamaban por salir de sus ojos, cayeran tibias por sus mejillas. Sabía que lo que hacía no estaba bien, ni seguro estaba de que Kai se considerara su amigo, pero lo único que necesitaba ahora era un poco de consuelo. Alguien que le hiciera olvidar todos sus problemas y no lo tratara como la escoria que realmente era. Lo único que necesitaba en ese momento era un amigo.

Casi cayó al suelo junto con el menor al sentir ese abrazo, pensó qu eiba a desmoronarse junto con él, pero se calmó y tomó a Miku abrazándolo con fuerza, para que sintiera que estaba con él, luego de unos minutos, lo levantó suavamente para cerrar la puerta, lo llevó hacia el sillón y se sentó, dejando que Miku hiciera lo mismo, sin soltarse uno del otro.

Dejó que llorara lo que quisiera, él también querría llorar, pero lo haría después, horas gastadas en limpieza, pero aún así no podía enterrar esa anustía y soledad que estaba sintiendo, el abrazo de Miku le estaba sirviendo también a él. Besó la frente del menor para que se fuera calmando.

-Miku...-dijo bajito, mientras acariciaba su pelo.

Lloró sin parar, todo lo que no había llorado en semanas. Todo lo que se había guardado desde el día en que Kanon lo había rechazado, todo lo que se había aguantado desde que se había acostado con Yuuki, todo el dolor que sentía desde que Takuya había dejado de hablarle.
Sentado junto con Kai dejó que sus lágrimas corrieran sin parar, abrazado y consolado por el mayor, angustiado pero ya más tranquilo... aliviado en parte de sacarse todo ese peso que llevaba encima.

-Kai-chan... lo siento mucho- murmuró escondiendo su rostro en la curva del cuello del baterista. -yo venía a verte, y... no se que me ha pasado... - con la manga de la camisa se limpió las lágrimas de las mejillas avergonzado.

Seguía acariciendo el pelo del menor, cuando sintió el roce de su cara en el cuello, provocó un leve cosquilleo que lo hizo sonreír, Miku era alguien tan lindo y cariñoso, le gustaría que pudieran llegar a ser amigos, a pesar de TODO lo que han pasado juntos, pues le tenía un especial cariño.

-No te preocupes, Miku-chan-le secó las pocas gotas que seguían cayendo con su polera y pasó sus dedos para borrar un poco el camino que habían dejado.-Gracias por venir a verme...-lo abrazó cálidamente, respirando su aroma por unos segundos-¿Quieres algo para beber? puedo preparte un té y hablamos ¿te parece?

¿Cómo Kai podía ser tan amable? Miku podía responderse esa pregunta, probablemente porque no tenía idea de lo mala persona que se había convertido el vocalista. Estaba seguro de que si el Gazetto llegaba a enterarse de todo lo que había hecho, también lo rechazaría como amigo.
Los suaves dedos del mayor le limpiaron las pocas lágrimas que quedaban sobre sus mejillas y respirando un poco más tranquilo se incorporo en el asiento.

-Bueno, un té no me caería nada de mal...- sonrió a medias, en parte porque estaba feliz de poder contar con Kai en ese momento. -Ne, Kai-chan... - miro a su alrededor notando lo vacía que parecía la casa de los Gazettos. -¿dónde están tus compañeros de banda?-

Sonrió cuando Miku le dijo que sí quería un té y se paró para ir rumbo a la cocina, pero paró en seco al escuchar la pregunta del menor, al parecer era muy obvio que se encontraba solo, y Miku debía agradecer que no lo vio con un pote de helado, un paquete de pañuelos desechables viendo un Dorama, esa hubiera sido la peor imagen del mundo, pero sólo se ponía así cuando llegaba a los extremos.

-Etto... pues-suspiró e hizo un orden en su cabeza-Ruki se fue un tiempo a solas, por lo menos eso dijo él... Uruha y Reita están viviendo en un departamente juntos, o algo así... y pues, Aoi anda desaparecido por la vida-trató de sonreír para no agobiar más a Miku, seguía con la esperanza de que todo podía arreglarse en la banda si todo volvía a ser como antes-ya te traigo el té...

Se sintió como un idiota al ver la cara de Kai respondiendo la pregunta que le había hecho, ¿porqué tenía que ir y andar preguntando cosas que no tenía porque? ¿qué le importaba a él lo que el resto de The GazettE andaba haciendo? Lo único que había logrado con esa pregunta había sido entristecer aún más al baterista, y aunque éste le hubiera regalado una sonrisa, Miku había podido notar que el dejo de tristeza aún permanecia en esos cansados ojos.

-Hai...- murmuró viendo como el pelinegro desaparecía en la cocina, miró a su alrededor, la casa estaba impecable, pareciera como si cada rincón del lugar estuviera limpio, sin una mancha, sin una pizca de polvo. ¿Había sido Kai quién había limpiado tan minusiosamente?

Cuando el baterista volvió con dos tazas de té, Miku intentó sonreír lo mejor que pudo. Aún no le cabía en la cabeza que los Gazettos también estuvieran con problemas. ¿Acaso todas las bandas del lugar estaban en crisis? Y pensar que el vocalista solo imaginaba que su banda estaba en problemas. -Ne, Kai-chan, de verdad lo siento... no he tenido una buena semana- dijo algo apenado.

Hizó los té de manzanilla lentamente, no quería volver a la sala hasta tener una mirada más o menos no triste, algo como una apariencia normal, no quería seguir con su angustiosa vida, quería reír un rato y al parecer Miku lo necesitaba de igual modo. Tomó las dos humeantes tasas y se fue al living, le entregó la suya a Miku y le sonrió, mientras tomaba un pequeño sorbo de la suya, pues estaba muy caliente.

-Parece que el barrio está embrujado-bromeó con los ojos abiertos.-Ninguna banda la ha pasado bien la última semana, o por lo menos de las que conozco-rió un poco por su ocurrencia.-quizás las fans nos tiraron un maleficio por escondernos-agregó como si pudiera ser real.

Recibió su taza de té con una sonrisa, tratando de cambiar el rostro, tratando de animarse un poco para no seguir incómodando al baterista. No había querido pasar a verlo para que llorarle sus penurias, había querido pasar a ver Kai para distraerse un poco, pensar en otra cosa, tratar de olvidar sus problemas por un momento.

Tomo un pequeño sorbo del té tratando de no quemarse la lengua y rió ante el comentario del Gazetto. Parecía verdad que el barrio estaba embrujado, era increíble lo mal que le había hecho el lugar a su propia banda, ni siquiera quería imaginarse lo mal que estarían todas las otras bandas del lugar. -Probablemente sea eso, deben estar desesperadas por no saber nada de nosotros en semanas... - volvió a reír soplando luego el caliente té. -O talves los paparazzis nos han hecho mal de ojo por dejarlos sin trabajo, no deben tener a quién sacarle fotos- bromeó cambiando su expresión, alivianando un poco la carga que llevaba en el pecho.

Se sentó al lado del menor, aún tomando un poco de té, el cual tuvo que tragar rápido, ya que casi se atraganta al querer reír y tomar té al mismo tiempo, Miku le siguió el juego de la maldición, pero fue más allá, se imaginó a los paparazzi llenos de pergaminos en un templo rezando para que les cayeran las mil y un maldiciones por dejarlos sin trabajo y tuvo que morderse el labio para no acabar dando una risotada estridente.

-Hai... demo, no todos nos vinimos-agregó mientras pensaba.- aún quedan todos esos grupitos pop, no? que les inventen historias a ellos, que si se llegan a enterar de todo lo que pasa por acá... yo creo que hasta hacen un dorama de ello-agregó riendo más animado.- ¿No crees?

La sonrisa feliz no se borro de sus labios, casi olvidando los problemas que lo habían atormentado esa semana. El ver la sonrisa que Kai le regalaba podía hacerle olvidar todo, todo lo malo. Y es que si algo maravilloso, a parte de la personalidad, tenía el baterista de los Gazettos, era su hermosa sonrisa, y esa agradable manera de cambiarle el ánimo a la gente con ella.

-Mmm....- medito las palabras del mayor. -...tienes razón, deberían conformarse con todas las "boys bands" que se quedaron allá... y aún hay varias bandas de jrock que no se han mudado por acá. -suspiró tomándo otro sorbo de su té, estaba bastante bueno y lo relajaba. Soltó una risita al escuchar lo último. -¿Doramas? Creo que con tanto drama estamos hasta para una película completa Kai-chan...- volvió a beber de su té. -...al menos me tranquiliza un poco, aunque suene algo egoísta, saber que no somos la única banda con problemas- mumuró refiriéndose a todos los problemas que An Cafe había tenido últimamente, bajando la mirada y concentrándose demasiado en observar los detalles del brebaje en sus manos.

-Bastante egoísta, Miku-agregó riendo por las ocurrencias del otro, pero al verlo tan afligido quiso cambiar el tema.- Oye Miku y dime... ¿Qué serías tú? el jovencito de la película...-se puso un dedo sobre los labios mirando hacia el techo, tratando de imaginar una película con Miku como protagonista.- Demo... ¿Quién sería la doncella en peligro?-lo miró sonriendo.- pues yo me veo bastante mal en vestido, te diré-trató de reprimir la risa, pero no se aguantó y tuvo que dejar el té en la mesa, si no se quemaría.- Quizás puedo ser el villano ¿no?-trató de imaginarse como villano y fue peor, con la cara que tenía y con la imagen que todos tenían de él, dudaba que pudiera ser un villano con credibilidad.

-¿Yo?- el comentario de Kai volvió a distraerlo de esos pensamientos, era lo mejor, simplemente olvidar por ese ratito que en su casa había una tormenta entre todos los miembros. -Pues sería el príncipe que rescata a la princesa en peligro obviamente- se le escapo una risita. -aunque, talves rescatar a otro príncipe vendría más al caso...- una carcajada escapo de sus labios al imaginarse al baterista de los Gazetto con vestido, jamás... jamás se le hubiera venido a la cabeza un pensamiento así si Kai no lo hubiera mencionado.

-Sí, definitivamente rescataría a un príncipe- suspiró continuando con el tema, tratando de omitir los nuevos pensamientos que le venían a la cabeza. Él jamás sería un príncipe, jamás rescataría a otra persona. El único "príncipe" que había tenido lo había rechazado a él y Miku había terminado como princesa llorando desconsolado. Y ahora, se encontraba entre la espada y la pared, con dos de sus mejores amigos enamorados de él y el vocalista sin saber que hacer. -¿de villano?- volvió a reír, era mejor no pensar en eso. -Creo que te vendría bien el papel de príncipe al rescate también... dime Kai-chan, ¿a quién rescatarías?- preguntó con una sonrisa.

Se quedó mirando todos los gestos y miradas que ponía Miku de vez en cuando, mientras bebía sorbos de té, pensando en sí seguir con el juego o ir de lleno a preguntarle a Miku qué le pasaba, estaba bien evadir la realidad algunas veces, pero había que enfrentarla siempre, tarde o temprano.

-Pues, por ahora no se me ocurre nadie más para rescatar...-contestó dejando la tasa de té sobre la mesita de vidrio y mirando directamente a los ojos del vocalista.- que a un pequeño rubio, de sonrisa hermosa y ojos intranquilos, que no está muy "nyappy" y eso, en verdad, no me gusta-exclamó con una leve sonrisa.- ¿Quieres hablar?

Volvió a tomar el té que había dejado sobre la mesa y le dió unos sorbos, su sonrisa había cambiado nuevamente a un semblante algo triste luego de escuchar las palabras del baterista. Sus ojos evadían los del mayor algo nerviosos, pensó que el cambiar de tema había sido algo bueno, pensar en otra cosa, omitir los problemas... pero al parecer Kai no era de esas personas, no era cobarde como Miku, que prefería huír antes que tratar de resolver los problemas. No, Kai parecía dispuesto a escuchar y talves tratar de ayudarlo.

-Que cosas dices Kai-chan...- trató de reír, pero lo que parecía una risa salió amargamente de sus labios. -¿hablar? No sé ni por donde empezar...- murmuró. -y no quiero atormentarte con mis problemas cuando tú ya tienes los propios...- dijo observando la casa nuevamente, y lo vacía que ésta se encontraba.