Mado no aki [Asagi]

Siguió atentamente todos los pasos de Jui, sentía ahora el doble de todo, de dolor, de angustía, de pesadumbre, verlo triste a él, era una de las peores cosas que le habían tocado ver, luego de "eso" ¿Por qué existían los sentimientos? sonrió triste, era tan obvio todo, pero sólo él tenía la culpa por meterse donde no lo llaman, porque bastó una cena, una noche, un lago, una luna, un bosque más un amanecer, para agarrarle cariño a Jui.

-está húmeda-dijo tontamente tomando la ropa, sin intención de ponérsela.- ¿y qué crees qué debamos hacer, Jui? ¿Qué se supone que deba hacer yo? No quiero verte triste, menos por algo... que tenga que ver conmigo.-la bipolaridad lo atacaba con creces.

- Tan sólo... - se lo pensó unos segundos - tan sólo déjame estar en tu vida, déjame ayudarte... ahora no puedo separarme de ti... - le contestó, finalmente.
Su mundo interior estaba en ese momento totalmente patas arriba, revuelto, trastocado... No sabía ni entendía qué le estaba pasando. Había demasiados sentimientos extraños pululando dentro de él, y no los entendía, nunca los había sentido de esa forma, nunca había tenido ese remolino de ideas extrañas dentro de su cabeza. Sólo habían pasado horas desde que le conoció, pero esas horas eran casi como una eternidad.

-Creo que puedo...-dijo pensando un momento.-dejarte estar en un lado de mi vida...-dijo finalmente suspirando.- en esa vida que todos conocen, pero... no puedes preguntar más allá de lo obvio, ni... te acercarás a mi casa ¿si? sé que suena extraño...-y vaya que lo sonaba, apenas lo conocía y le estaba implantando reglas.-a cambio de eso, prometo no desaparecer... y llevarte a comer a lugares caros, para competir por quién come más... seremos... ¿amigos? verdad... los amigos hacen eso ¿no?

Porque vaya que su imagen de amigo era un poco mínima, pues sólo contaba con Sakito, y él no se podía clasificar dentro de las personas normales, era lejos lo más diferente a Jui que existía, pero si él podía librarse de la Yakusa, sólo ayudando a veces ¿Por qué Jui no podía ser parte de su vida sin salir dañado luego? porque la experiencia se lo decía.

-Hace frío...-dijo finalmente, dejando la ropa en el suelo y volteándose en la cama y taparse hasta la nariz.

Arqueó una ceja. Era un trato un poco extraño, no podía preguntarle nada ni saber más de lo necesario para poder estar a su lado. Pero lo único que podía hacer en ese momento era aceptar lo que le dijera.
- Pero yo siempre te voy a vencer comiendo más, espero que lo sepas... te aviso para que no te lleves ninguna desilusión - le dijo, aunque muy serio, para después dedicarle una sonrisa.

Cuando vio que Asagi se volvía a meter en la cama, hizo lo mismo, tratando de cobijarse bajo las mantas - Sí, hace frío... por cierto! - exclamó, incorporándose como un resorte.- Antes vi que tenías un brazo herido... déjame verlo - le medio ordenó.

Rió ante la reacción del otro, al parecer sí había aceptado y además, lo retaba a que él siempre ganaría, lo cual iba a pasar de seguro, ya que Asagi no comía mucho, sólo cuando tenía ganas, podía pasar horas sin comer nada, simplemente porque no tenía ganas, por lo que ese día comió tanto, porque se sintió a gusto. Miró de reojo al ver a Jui incorporándose en la cama, sonrió y cerró los ojos sin hacerle caso con lo de su brazo.

-Recuéstate, que si te levantas entra el frío-lo miró de reojo, abriendo sólo un poco los ojos.- Además, puedo ver tu cuerpo sin ropa.-agregó con una sonrisa, volviendo a cerrar los ojos, sin querer dormir claro, no deseaba volver a tener pesadillas, pero hacía mucho frío para ponerse esa ropa y salir por ahí.- ¿Qué hora es?

- ¿Cómo que me recueste? - le respondió poniendo voz de estar indignado - Te he dicho que me enseñes el brazo, que te lo voy a curar - se levanto tan rápido que no se dio cuenta de que no llevaba la sábana tapándole, por lo que acabó soltado un pequeño gritito y regresó corriendo a la cama para cubrirse.
- Es que hace mucho frío... -cogió la sábana y se la puso alrededor de la cintura. Luego despareció en la baño para después volver trayendo consigo lo necesario para curar heridas. El otro le había preguntado por la hora... la verdad es que había perdido la noción del tiempo, no tenía ni idea...
- Pues no sé qué hora es, la verdad, pero me da igual. Enséñame el brazo, venga! -le pidió, sonriéndole.

Escondió su cara en la almohada para evitar reír muy fuerte, Jui era un caso, primero le gritaba indignado por no mostrarle el brazo y luego se incomoda por lo de andar sin ropa, soltando un grito bastante peculiar. Asagi no estaba acostumbrado a reír, por eso cuando lo hacía era bajito y con sarcasmo, pero ahora estaba que reventaba y se sentía extraño, por eso hundió más su cabeza entre las almohadas, se sentía suave, con un olor rico.

-¿Te da igual?-preguntó aún sin mostrarle el brazo.-¿No tienes hambre, Jui?.-él no tenía, aún sentía las inmensas ganas de vomitar y un dolor de cabeza horroroso, pero había sobrevivido a peores dolores en su vida-Quizás deberías levantarte ¿eh? que yo ya te he ocupado todo el día ¿no tenías que hacer nada? ¡Quizás es de noche!-agregó abriendo los ojos sin saber cuánto había dormido, no le gustaba perder la percepción del tiempo y las cosas, se sentía perdido.

- Bueno, no te agobies, vamos a mirar qué hora es...- cogió el despertador que tenía en su mesita de noche y lo miró - vaya... son casi las ocho de la tarde...hemos dormido mucho, eh? Y sin comer! - dejó de nuevo el despertador en la mesa y agarró el brazo herido de Asagi - A ver, estate quieto, no podemos dejar esto así...
Le estuvo haciendo las curas necesarias de la forma más delicada que podía, que no era mucha precisamente, pero hacía lo que podía, poniendo muecas raras en la cara cada vez que se imaginaba que estaba haciendo daño al otro. Mientras, pensaba en todas las horas que había pasado sin comer nada, sólo durmiendo al lado de Asagi, tratando de calentar su cuerpo helado... y se le escapó una sonrisa sin querer.
- Hala, ya está... ¿he sido muy bruto?

Rodó los ojos y se volvió a tender con el brazo estirado, Jui era un poco testarudo y algo brusco para curar, Asagi no sabía si le había dolido más la herida o la cura, pero no le molestaba se sentía bien que alguien se preocupara ¿Eso hacían los amigos, no? se cuidaban y ayudaban.

-Etto... pues, no fuiste muy delicado que digamos-agregó mirándose el parche en la herida, que estaba algo apretado sonriendo.-demo...-miró a Jui y subió un poco la cabeza para besarle la mejilla.- gracias, Jui.-desvió la vista hacia la puerta.- ¿Tienes hambre? ¿Quieres que te cocine algo? puedo hacerlo, pero me deberás prestar algo de ropa, por el frío digo...

Sonrió ampliamente ante la proposición. - Pues ahora que lo dices me estoy muriendo de hambre, la verdad! Lo que pasa... -miró hacia su armario - Mi ropa es un poco destartalada para ti, con lo elegante que tú eres siempre -rió - Pero de todas formas eres libre de coger lo que quieras, aunque a mí no me importa verte desn... - se tapó la boca para no decir lo que iba a decir y volvió a reir -... ejem... eso.
Estaba feliz, le encantaba que cocinaran para él. Se levantó de la cama y cogió uno de sus yukatas para ponérselo. Adoraba ponerse yukatas para estar en casa, era mucho más cómodo.
Miró a Asagi y le sonrió -si prefieres un yukata, tengo otro de color negro que te sentaría muy bien - le dijo, guiñandole.

Subió un poco la ceja ¿Qué él era muy elegante para su ropa? no es que siempre vistiera tan elegante, es sólo que el restaurant ameritaba la vestimenta, también era de usar jeans y camisetas, no tan seguido, pero usaba. Abrió los ojos como platos al escucharlo, pero luego sonrió, de todas formas ya lo había visto desnudo ¿no? pues él le había quitado la ropa.

-Bueno, a mí tampoco me molestaría andar sin ropa, pero no es verano aún y hace algo de frío ¿no? pero si quieres...-se encogió de hombros, se estaba parando cuando le ofreció el Yukata, la idea no le pareció mal. Se paró lentamente, aún algo mareado y con nauseas, pero lo ocultaba bien.

Fue hacia donde se encontraba Jui y le pidió el Yukata para vestirse, sin importar andar por ahí desnudo, se lo colocó lentamente, pasando con cuidado el brazo izquierdo, que sentía palpitar un poco, hasta amarrarselo, era hermoso en realidad, aunque le quedaba algo corto, sonrió hacia Jui.

-Bueno, yo estoy listo... bajaré a la cocina por mientras.-dijo y se fue lentamente hacia donde suponía se encontraba.

Le vio desaparecer por la puerta con su yukata puesto. Se había quedado un poco embobado mirándole; le quedaba bien, la verdad, sobretodo porque era más corto de la cuenta. Sonrió para sí mismo perdido en sus pensamientos, y luego le siguió hasta la cocina, vestido con otro de sus yukatas. Hacía un poco de frío todavía, por lo que se frotaba un poco los brazos para tratar de entrar en calor. En realidad estaba mucho más calentito en la cama, pero le había entrado hambre, y si lo pensaba, había estado muchas horas sin comer, y su estómago ya reclamaba...

Se acercó a Asagi sonriendo de forma coqueta. - ¿Qué me vas a preparar? -le preguntó - En mi cocina suele haber de todo. Tengo el problema de que cada vez que voy al supermercado acabo con todas las existencias... así que tienes donde elegir.

Había llegado un poco antes que Jui a la cocina y se dedicó a mirar, para saber con qué contaba para preparar una buena comida, pero le sorprendió ver que Jui tenía de todo, lo que se le ocurriera, podía ser un mini supermercado su refrigerador, sonrió al escuchar su voz y se dio vuelta a mirarlo.

-Pues... no tengo la menor idea, pensé que iba a contar con pocas cosas para hacerte algo, pero...-dijo mirando a su alrededor.- hay tanto de todo, que no sé qué cocinarte... ¿que deseas, Jui? puedes pedir lo que quieras, sé cocinar muchas cosas, me gusta ir aprendiendo y mezclando... sé varías recetas, así que tú dime y la hago...

- Etto.... pues no lo sé - dijo, mirando alrededor, para ver si le venía una inspiración divina sobre qué quería comer en ese momento- El problema es que me gusta todo. -Se rascó la cabeza, aún indeciso- No sé... ¿sabes preparar comida india? Me apetece algo que tenga muchas especias- contestó, finalmente.

Se dirigió a la pequeña mesita que tenía dentro de la cocina, y se sentó, descansando su cabeza sobre una de sus manos cuyo correspondiente codo se apoyaba directamente en dicha mesa. Miró a Asagi y sonrió para sí mismo. Le parecía que estaba realmente mono con ese yukata y dispuesto a cocinar para él. Estaba tan contento en ese momento, que casi se le había olvidado el mal rato de antes, aunque aún tenía muchas preguntas en su cabeza.

Se puso a pensar, sin fijarse en qué hacía Jui, sobre qué podría cocinarle, recordó un budín de arroz y Pistacho que había probado una vez, porque tenía agua de rosas, no tenía muchas especias, pero era delicioso y fácil de hacer, además, lo acompañaria con un curry de verduras. Comenzó a buscar los ingredientes para tener todo a mano: arroz, leche, crema, azúcar, cardamomo (lo cuál le pareció extraño que lo tuviera, pero se alegró) y pistachos. Ahora le faltaba lo esencial, las rosas.

Ahora, seguían los ingredientes del curry, le gustaba ser ordenado con sus comidas: aceite, puerros, jengibre, comino, pimienta, zanahorias, papas, coliflor, tomates, yogurth, agua, sal. Estaba todo, al parecer sí que Jui se traía todo el supermercado cuando iba de compras. Empezaría por dorar en aceito el puerro y el jengibre. Mientras ponía al fuego eso, se dio vuelta para ver a Jui.

-¿Crees que puedas conseguir algunas rosas o será que tienes por ahí, Jui?-esperaba que tuviera, si no él iría a sacar de algún lado lo más rápido posible, quería hacerlo bien y con mucha gratitud puesta en la comida.

Nunca lo habían tratado así, nunca lo habían ayudado, nunca le pedían que se quedara, siempre era lo contrario, lo rehuían, le temían, lo envidiaban.

Cada vez se le abrían más los ojos mientras veía más ingredientes sobre la encimera... ¿qué diantres era eso? "Cardamomo" ponía en la etiqueta. ¿En qué momento le había dado por comprar algo con ese nombre? Estaba empezando a pensar que tenía un serio problema de comprador compulsivo en los supermercados, y que se dedicaba a coger de todo sin ni siquiera mirar lo que era... ¿cuándo había comprado todas esas verduras? En fin, mejor no pensar en ello. Simplemente dar gracias a su extraña costumbre, porque por eso, le iban a hacer una comida que seguramente estaría deliciosa.

Estaba sonriendo como un imbécil cuando Asagi le preguntó si tenía rosas. ¿Rosas? ¿Por qué le gustaba tanto comer rosas? Que rarito era... pero cada vez que lo miraba más, más le encantaba.
Salió de su ensimismamiento para poder responder. - Pues ahora que lo dices, en mi terraza tengo unas pocas macetas de rosas - Era una de las pocas flores que podía oler sin estornudar después - Coge si quieres.

Se quedó un rato mirándolo con la ceja levantada, tenía una sonrisa un poco boba y se demoró en responder, le causó un poco de gracia la expresión del otro, pero sólo asintió y siguió en lo suyo, cortando el resto de verduras, como las papas, las zanahorias, el coliflor para agregar ya al jengibre y al puerro que estaban en el aceite. Luego, se dispuso a preparar el arroz, que era lo más fácil.

Puso a hervir la leche y agregó luego el arroz, por mientras fue a buscar una rosa a la terraza de Jui, volviendo a la cocina a los pocos segundos, para agregar los tomates, yoghurt, agua y sal a lo que ya se estaba friendo para el curry, dejando otros minutos al fuego, mientras deshojaba con cuidado la rosa, pidiéndole permiso al destrozarla de esa forma, pero era para un buen fin, lavó muy bien los pétalos y los dejó reposar en una fuente para que soltaran su aroma.

-Espero que te guste-dijo saliendo de su ensimismamiento, mirando directamente a los ojos a Jui.- ¿qué tienes para beber?

Le miró con mucho interés mientras preparaba todos los ingredientes y comenzaba a cocinarlos. Él nunca había probado a hacer cosas tan elaboradas, aunque claro, la cocina no era precisamente uno de sus hobbies preferidos.
Aún se quedó más ensimismado viéndole deshojar la rosa. Era muy relajante y el olor estaba empezando a expandirse por todos lados. ¿Por qué existía algo que pudiera soltar un aroma tan maravilloso como ese? Su olfato estaba empezando a colapsarse, con tantos olores diferentes...

¿Que qué tenía de beber? Mierda... ahí era donde fallaba su adicción a las compras de supermercado... En su casa sólo había bebidas alcohólicas fuertes y cerveza. Mucha cerveza.

- Pues... -miró hacia el lado, como pensativo- Vino no tengo, la verdad... anoche contigo fue la primera vez que me gustó, por eso no hay en mi casa... -le sonrió- Excepto vino, tengo cualquier cosa.

-Emm... bueno-se quedó un poco pensativo.- no sé qué vaya bien con la comida, que no sea vino, por mí tomaría algo de Vodka, ya que no me gusta para nada la cerveza...

Se giró para seguir revolviendo el arroz con la leche, para que quedara cremosa, luego revolvió también el curry. Esperó unos minutos, mientras preparaba el pistacho y las semillas de cardamomo, y agregó el resto de ingredientes al arroz, revolviendo nuevamente y dejando al fuego los minutos que faltaban, que quedarían exactos con lo que le quedaba al curry. Se fue a ver los pétalos y al parecer el agua estaba lista. Sacó unos platos y fuentes para preparar todo, adornandolos con algunos pistachos y hierbas que habían quedado.

-¿Dónde tienes las cosas para preparar la mesa, Jui?-se giró de nuevo a verlo, se le hacía cada vez más normal hablar con él.

- ¿Vodka? -nunca había comido con vodka. El vodka sólo lo usaba para emborracharse, pero de eso sí que había en su casa- Sí, vodka sí que hay - le sonrió, aunque interiormente no entendía como podía existir alguien a quien no le gustase la cerveza- MM! Con lo rico que está el zumo de cebada -bromeó, refiriéndose a la cerveza- Pero me parece bien, bebamos vodka.
Asagi seguía cocinando, con miles de ingredientes distintos. Y el cardamomo ese. Jui se acercó y cogió una semilla con curiosidad. La miró, la olió y luego se la comió.
- Sabe como a limón... curioso -esa había sido su conclusión. - Ah, las cosas de la mesa están ahí -le respondió, señalando un mueble- Y en esos cajones están los cubiertos. Tengo tanto occidentales como palillos. Pero si quieres, pongo yo la mesa, que me siento un poco inútil.

-Si tú quieres, puedes beber cerveza, no tienes porque beber lo mismo- agregó sonriendo, siempre tenía esa disputa de la cerveza con Sakito.- Umm... sí, es una semilla originaria de la Indie, por acá se exporta nada más... Bueno, si quieres ponerla, házlo, que esto ya estará listo en unos minutos.

Se volteó para ver la comida, revolviendo y oliendo por aquí y por allá, a pesar de no hacer muy seguido comida India, al parecer las recetas se le daban bien, nunca olvidaba una, ni siquiera algún ingrediente, ni los minutos exactos, todo debía ser preciso y exacto. Ya que le faltaba un poco, se dedicó a lavar y ordenar lo que ya había ocupado y no necesitaria, mientras Jui ponía la mesa, estaba resultando ser un día extraordinariamente normal, cuando habái empezado tan diferente, al parecer Jui se convertiría en un gran amigo.

- Da igual, beberé vodka -respondió, mientras buscaba los platos y demás para poner la mesa- No está mal cambiar de vez en cuando-

Decidió poner una vajilla blanca y negra de forma cuadrada que le gustaba mucho, y en vez de palillos, cubiertos occidentales, aunque tenía entendido que en la India se comía con las manos, pero no lo veía demasiado normal. Fuera ya había oscurecido, así que pensó que sería una buena idea endender unas cuantas velas para dar un ambiente más... tranquilo? Sí, pudiera ser...

Una vez terminada la tarea de poner la mesa, volvió a la cocina, donde Asagi estaba lavando lo que había utilizado.
- Es curioso...- le dijo, mirándole- Puede que haga 24 horas que te conozco, pero... no sé, me da la sensación de que ya te había encontrado antes -rió suavemente. Ya estaba empezando a soltar paranoias por su boca - ¿en otra vida? Ja, ja -volvió a soltar un par de carcajadas- Se me ha ido la cabeza, perdona -carraspeó- Bueno, la mesa ya está lista...

"No está mal cambiar de vez en cuando" Se quedó un poco intranquilo con esa frase, aunque Jui no lo había querido más que decir por la bebida, pero dentro, en su cabecita Asagi asimilaba miles de cosas mientras aún seguía lavando un cuchillo, sin notar que el filo había abierto sin querer la piel de su dedo meñique, vio el color rojo irse con el agua justo cuando Jui entraba y le hablaba de conocerse ¿Vidas pasadas? ¿Reencarnación? ¿Almas Gemelas? sonrió, terminó de lavar ya más despabilado y se lamió el dedo.

-¿Tú sientes eso, Jui?-dijo volteándolo a ver, mientras sonreía al otro decir tanta cosas agregando carcajadas.- Está bien, ve a sentarte que llevo la comida.

Apagó la cocina y echó el contenido de las ollas en un par de fuentes, las cuales llevó de inmediato a la mesa que había preparado Jui, quedando un poco descolocado con las velas, el ambiente se le hizo algo romántico y se incomodó un poco, pero lo disimuló muy bien con una pequeña sonrisa, depositó las fuentes y se sentó frente a Jui.

-Linda Vajilla...-dijo antes de tomar los cubiertos.- ¿Comemos?

- Pues... sí, algo así siento - le respondió, mirando de reojo su mano, que parecía tener un dedo herido - Nunca había conocido a nadie cuya alma me resultara tan familiar - continuó. Se dio cuenta de que su forma de hablar no era especialmente normal, pero decidió pasarlo por alto y dirigirse a la mesa, tal como le había pedido.
Se sentó con algo de impaciencia, ya que tenía muchas ganas de probar lo que había preparado Asagi. Y además, era extraño. Otra vez estaban cenando juntos, justo como el día anterior. Parecía que se había convertido en algo cíclico.
Vio a Asagi llegar con la comida.
- Espero que no te molesten las velas- comentó, tras haber notado un ínfimo gesto de incomodidad por su parte - Así se ve mucho más bonita mi casa. Y también se pueden apreciar mejor las luces de la ciudad. Tengo muy buena vista desde aquí - le explicó, sonriéndole. Tras eso, miró las fuentes - Sí, comamos!

Sonrió ante la explicación de Jui, al parecer se estaba volviendo un libro abierto para el otro, debía empezar a cuidar un poco más sus reacciones. Tomó un poco del arroz y un poco de Curry, la verdad era que no tenía nada de hambre, pero prefería comer algo para no molestar a Jui con más preocupaciones, o algo así. Se sirvió una copa de Vodka y otra para Jui, bebiendo bastante de un sorbo, tenía sed luego de tanto ajetreo ¿Cómo podían estar comiendo tan tranquilamente los dos, luego de lo que habái pasado en la tarde? no se lo explicaba, pero le gustaba que Jui no hiciera preguntas, en parte porque él se lo había pedido seguro.

Siguió con sus cavilacones y pensamientos, jugando con la comida, perdiéndose en su mundo, en momentos así se olvidaba un poco de su alrededor y de lo que estaba haciendo o debía hacer, pero esa tenúa luz y la compañia lo relajaban bastante como para perderse en su mente.