Visitas (Gackt) (lemon)

Hyde seguía cómo siempre, su aureóla infantil seguía revoloteando a su alrededor, aunque por dentro fuera de otra manera.
Le había alegrado mucho saber que él también estaba en el mismo barrio. Cuando se mudó no pensó encontrarse con nadie tan íntimo cómo él, había sido toda una sorpresa. Una grata sorpresa.

Entró en su departamento lentamente, fijándose en cada uno de los rincones que tenía, en cada mueble, en cada figura de cristal azul que seguía conservando. No había cambiado.

Le miró fijamente a los ojos cuando le habló y sonrió. Claro que tenía que estar molesto, aunque quisiera no aparentarlo mostrándose así, molesto. Sabía que Hyde siempre había sido retorcido, aunque ya le conocía lo suficiente cómo para saber qué contestarle en cada momento- Me mudé hace muy poco. Si hubiera sabido que estabas aquí te habría llamado sin ninguna duda. Tenía tantas ganas de verte...-le acarició la mejilla, suavemente, para volver a reposar la mano en su pierna- Vine para intentar tranquilizarme un poco, disfrutar de la soledad... pero sigo como siempre, no puedo cambiar eso ni aunque me vaya al último reino de la Tierra-se acomodó en el sofá, con las piernas muy abiertas y los brazos sobre éstas-Oye, y qué, no me vas a invitar a algo de beber? Sé educado, Haido!-se echó el cuerpo hacia delante, para apoyar los codos en sus piernas-Y cuéntame, qué haces tú por aquí? ¿Cómo te va?

No pudo evitar sonreír cuando escucho su linda amenaza. Realmente todo él era un pecado. Esa sonrisa...¿por qué tenía esa endiablada maravillosa sonrisa? No podía con ella, era una de las pocas cosas de este mundo que le hacían enflaquecer sus fuerzas.

No llegó a contestarle cuando ya su amigo le trajo un whisky. Buscó en su chaqueta su paquete de cigarrillos y prendió uno. Cogió su vaso y se acomodó de nuevo en el sofá
- Claro que no puedo vivir sin trabajar. Créeme, ahora estoy mucho más tenso que antes. Demasiado tiempo pensando. Pero me encantaría poder divertirme contigo, Haido. Eso siempre está bien. -bebió del whisky, era bastante bueno.- Y dime, hay alguien más de L'arc por aquí? ¿O te encuentras solito? Aunque claro-continúo, mientras le daba pequeñas caladas a su cigarro- conmigo aquí ya no podrás sentirte solo. -reprimió el impulso de volver a tocarle y le dió otro sorbo a su bebida, sonriendo

(Ok)
Así que, por lo que parecía, no había nadie de su banda en la urbanización. No estaba nada mal tener al cantante para él sólo, pensaba sonriendo. Esperaba que no apareciera ninguno por el momento. Aunque cuando Hyde necesitaba llamar la atención se podía poner muy insistente. No sabía qué sería mejor, entonces.

Vio cómo Hyde se acomodaba en sus piernas y esta vez no pudo reprimir que su mano quisiera tocarle el cabello. De hecho se quedó allí, acariciándole, hasta que escuchó la pregunta. Sonrió.
- ¿Te parece bien a mi cama?-intentó no reir, pero las comisuras de sus labios formaron una leve sonrisa. -¿O no te vas a divertir? A ver...déjame que piense...-y siguió fumando, haciendo cómo si pensara en un plan mejor que ése.

Apartó la cara en cuanto notó el humo en sus delicados ojos. No es que el humo le molestara mucho, ¿cómo le iba a molestar el humo a un fumador? Pero no quería que entrara en sus ojos. Volvió a mirar a Hyde, con una sonrisa mitad tierna mitad seductora
- Será muy bueno, Haido, siempre. Porque tú eres muy bueno. Y porque yo soy muy bueno. Somos la pareja perfecta, ¿no crees?-siguió acariciándole el cabello con una mano mientras con la otra volvía a fumar. La última vez que se separaron se sintió un poco solo. Le había extrañado. Y no tenía más remedio que mirarlo de esa manera...no podía evitar soñar con ese pequeño cuerpo.
Lo quería para él.

Levantó un poco las piernas dónde permanecía la cabeza de Hyde para agacharse él y darle un suave beso en sus labios. Le sonrió, volviendo a acomodarse en el sofá.

Miró al cantante sonriendo, sin decir nada. Se separó un poco para apagar el cigarrillo y volvió a colocarse dónde antes. Le sonrió de nuevo. Era tan lindo, tan endemoniadamente bello...si empezaba a hacer algo no sabía si iba a poder controlarse y parar. ¿pero qué había de malo en seguir? Claro que nada.
Con su dedo índice le fue acariciando, desde el comienzo del hombro, bajando por el torso, hasta un poco más abajo del ombligo. Y sin quitarle la mirada
Se acercó a su oído para susurrarle
- Se que eres bueno, lo veo a distancia...-le lamió el lóbulo de la oreja y se apartó un poco- Siempre soy precavido, Haido...pero, te he provocado más?-sonrió dulcemente, como si todo lo que hiciera no tuviera ninguna pizca de sensualidad.

Apenas pudo sonreír al tener los labios de Hyde pegados a los suyos, pero por dentro su sonrisa era triunfal. ¿Por qué tenía que verlo todo siempre como una batalla? Cualquier cosa cotidiana que pasaba en su vida era como una batalla. Y cómo odiaba perder. Pero esta vez, tras mucho tiempo en tablas, había conseguido marcar el punto.
Y es que parecería muy frío si dijera eso a cualquier persona que estuviera delante, pero no es que fuera frío. Se tomaba cada mínima parte de su vida tan en serio que no podía dejar de sonreír si conseguía algo.
Y siempre había querido al pequeño cantante. Desde el primer momento que le conoció, quiso que fuera suyo.
No es que le amara, claro que no. Era una especie de instinto sexual lo que saltaba por sus poros. La necesidad de hacerle suyo. Es cierto que si fuera una chica hace mucho le habría pedido salir, pero los hombres que le enamoraban no tenían el comportamiento del cantante. Sólo podía ser su amigo. Y qué maravilla que pudiera ser su amigo, con algún derecho al roce.
Así que sonrió, por dentro, pero sonrió.
Cogió del cuello al pequeño cantante para poder profundizar en el beso. Quería alargar ese beso toda su vida. Su cuerpo se electrificaba por segundos y sólo ansiaba más de él. Jugueteó con su lengua, moviéndola por toda su cavidad, mientras con la mano sólo le sujetaba por el cuello.

Con la otra libre cogió el cigarrillo de Hyde y, sin apartarse de sus labios, se inclinó hacia delante, para dejar el cigarrillo en el cenicero. Después, volvió a su quehacer.

Ya notar a Hyde encima suya sentado era más de lo que podría haber esperado. Y siempre lo había esperado. Pero era tan maravillosa la fortuna de haberle conseguido al fin...
Mientras con una mano le acariciaba suavemente los cabellos, con la otra buscaba la entrada inferior de la polera para poder entrar en contacto con la piel del pequeño cantante.
Y seguía sin retirar el beso, hasta que ya, por fin, le dejó libre. Ahora sus labios se dirigían a sus orejas, para recorrer cada milímetro de piel, desde ésta hasta la parte superior de la clavícula.Le besaba, le mordía suavemente, le lamía con lentitud y, a la vez, su mano ya jugueteaba con los pezones encontrados de su amante.
Estaba cada vez más excitado.

El movimiento de Hyde encima suyo simplemente le alentaban las ganas de continuar lo que estaba haciendo. Ya no había duda para el arrepentimiento y el temor futuro. Sólo jugaban. Era sexo, sexo entre amigos. Nada malo. Todo bueno. Y cómo de bueno...
Sin esperar más, le quito la polera y empezó a darle pequeños mordiscos en sus pezones. Seguía el ritmo que le proponía el pequeño con sus caderas. Su miembro estaba cada vez más duro por el contacto contínuo con el miembro de Hyde.
Le cogió un poco del cuello, para atraerlo más haci a él y le lamió el hombro, dándole pequeños besos en la parte de arriba de sus inocentes alas. Le volvía loco.

Soltó un leve quejido cuando notó cómo la sangre se agolpaba en los labios de su amigo y nuevo amante. Sería verdad que le iba a dejar una marca? Pero no podía hacer nada para evitarlo, le tenía demasiado omnubilado.
- Dios, Hydo...-sonrió levemente- ...al menos no me quites toda la sangre, vampiro. -Volvió a sonreír. Le gustaba mucho cuando el cantante le lamía y le besaba, se le erizaba toda la piel.
Con sus manos, muy lentamente, fue bajando acariciando toda su espalda, hasta llegar a la parte delantera de sus pantalones. Desabrochó éste con una mano mientras con la otra le acariciaba sus muslos. Le encantaban las piernas de su pequeño Hydo. En ese momento, se sentía cómo en el paraíso mejor de todos.

No había tenido ni que moverse, ya su pequeño vocalista le hacía el favor de desvestirle. Y él se dejaba hacer, no tenía ningún problema.
- Prenda por prenda, Hydo?- le susurró- ya me gustaría acelerar el tiempo para verte desnudo sólo para mí- sonrió maliciosamente- pero mejor así de lento, ¿verdad?- cerró los ojos cuando notó sus labios aproximarse. Su cuerpo reaccionaba a cada pequeña caricia que le ofrecía. Y cuando por fin llegó a uno de sus pezones tuvo que morderse el labio inferior, para no lanzar un quejido.
Le encantaría, en ese momento, cogerle fuertemente y lanzarlo contra el sofá, para poder hacer lo que quisiera en el cuerpo del más bajo. Pero era preferible así, con dulzura, lentamente, para disfrutar de todos los actos. Simplemente, le cogió de la cabeza para sumergirlo más en su torso, acariciando con sus uñas la espalda del vocalista.

Así que tendría que ser dolorosamente lento...era algo que no le desagradaba en absoluto, pero es que Hyde le ponía condenadamente a tono.
Cuando la mano del vocalista bajó hasta su miembro no pudo contener un pequeño gemido, mordiéndose el labio inferior. No podía dejar de pensar en que tenía encima suya al pequeño amigo que siempre le había atraído tanto.
Fue bajando y, tras la silenciosa conversación, le dejó que le bajara un poco la ropa. Esta vez, al notar el contacto de su lengua en él, de su garganta salió un gemido más alto, incontrolable.
Miró al pequeño y le sonrió provocativamente, tocándole el cabello
- Dios, no sabes lo que me agrada eso, Hydo.

Entrecerraba los ojos por el placer que sentía, pero no lo suficiente como para perder de vista al vocalista ahí abajo.
Su respiración se hacía cada vez más rápida y entrecortada, lanzando pequeños gemidos y jadeos. Seguía enredando sus manos en el cabello de éste, intentando no perder el control de su propio cuerpo.
Cuando Hyde le sonrió se inclinó hacia él y le cogió por la cintura, levantándolo y hundiéndole en el sofá, tumbándose seguidamente en el cuerpo del más bajo.
Empezó a besar su cuello, dándole pequeñas lamidas, bajando hasta las clavículas y deleitándose en sus pequeños huesos. Con su mano, mientras con la lengua le recorría todo el pecho, llegó a su miembro y empezó a masturbarlo, por encima de la ropa.
Se veía que estaba tan a tono como él, pero era momento de hacerle sufrir de placer.
Con sus labios chupó los pezones del vocalista, deleitándose en cada uno de ellos. Después fue bajando por su torso, con pequeños besos. Por otro lado, se había cansado de tocar tan efímeramente y decidió abrirle el pantalón a su amante, metiendo la mano por debajo de la ropa para tocar carne con carne.