chocolat fondie (kamijo)

Siguó a Hitomi hasta la plaza. No le quedaba más remedio, después de que le cogiera de la muñeca. Era típico. Nunca le dejaba caminar con tranquilidad, siempre trataba de cogerle la mano y él acababa regañándole para que no hiciera esas cosas en público.
- Un día te voy a tener que castigar, gatito... - le dijo- En fin, te dejo que lo prepares tú, que se te da mejor.
Se sentó en una especie de banquito de piedra que estaba en un rincón algo más apartado de la plaza, bajo la sombra de los árboles. La temperatura era realmente agradable ese día, especialmente por la brisita que corría.

Puso una mueca triste cuando Kamijo le reprendió
- Nyaa...por qué me ibas a tener que castigar?Jo...si yo soy un niño bueno....-frunció el ceño y sonrió, eliminando toda posibilidad de que fuera real lo que acabara de decir.
Se sentó en el banco a su lado y sacó todo lo necesario; papel, un cigarrillo y, evidentemente, la maría
- Ok, ya lo hago yo. -estuvo unos minutitos escasos haciendo el porro. Cuando terminó cogió su mechero y lo encendio. Dándole una pequeña calada -Toma, para ti...-dijo ofreciéndoselo -En verdad es increíble que dejara el tabaco y, en cambio, de vez en cuando tome de esto, ne? -Desde que había tenido el neumotórax había dejado de fumar completamente. Pero esto era otra cosa, no había podido dejarlo. De todas maneras, tampoco fumaba mucho.

- Sí, buenísimo... - respondió con ironía.- A lo mejor cuando tenías 2 años eras bueno... pero ni eso me lo creo... A mí no me engañas, Hitomi-chan.
Le miró mientras preparaba el "cigarrillo especial", con cara de volver a reprenderle. - Ya sabes que deberías cuidarte con estas cosas -le dijo, mientras le daba una calada, tosiendo levemente y de forma controlada después- Y más aún si los preparas así de fuertes... - recuperó su respiración y volvió a darle otra calada, esta vez sin toser- Pero bueno, tampoco lo haces muy a menudo, ¿verdad?

-Bueno, pues no seré bueno...pero lo aparento muy bien cuando quiero, no? -dijo sonriendo traviesamente.
Escuchó la reprimenda de Kamijo y se puso serio, pero volvió a sonreír cuando le escuchó toser
-No te preocupes...lo tomo de mucho en mucho...un par de veces al mes a lo sumo...tengo cuidadito...-miró al cielo, viendo los pajaros volar por encima suyo y cerró los ojos-mmm..kimochii!!!!!-añadió extendiendo sus brazos hacia arriba.
Miró de nuevo a Kamijo y le sonrió
- Luego iremos a mi casa, Kamijochaan??

-Vale, vale... no soy tu padre, no te voy a decir lo que tienes que hacer o lo que no...-rió, para luego volver al mismo tema de conversación que tenían antes.

- Por mucho que lo aparentes, a mí no me engañas, repito, tú no eres bueno ni de coña, querido... -sentenció, mientras aparecía una mueca de superioridad en su rostro, ahora que sí había podido controlar su respiración -No lo aparentas, pero puedes llegar a ser taaan retorcido... en fin...

Miró a Hitomi y sonrió - Se está muy bien aquí, ¿verdad? Pero se me ha antojado algo salado... ¿por qué no te acercas a esa tienda y compras algo, ne? -le sugirió, señalando un konbini que había en la esquina de la plaza - Y luego vamos a tu casa...

Le miró sonriendo, con los ojos entrecerrados.
-Retorcido?-preguntó haciéndose el inocente-quien...yo?que va...
Soltó una pequeña risita y volvió a darle una calada al porro, dándole un poco con el mechero antes, pues se había apagado.
-Algo salado...mmmm...en verdad también me apetece, eh? -Se levantó de golpe y le dio otra calada, pasándoselo luego al otro cantante-toma. Pero no te lo fumes enterito, eh?
Salió a paso rápido, mitad andando mitad corriendo, entró en el konbini y compró un paquete grande de patatas. Desde la tienda observó por unos segundos a Kamijo, viniéndole a la cabeza imágenes para nada inocentes. Sonrió para sí y llegó hacia él.
-Aquí está. Terminémonos el porro!-dijo casi gritando y quitándoselo de las manos para llevárselo a la boca.

- Arigatou - le dijo, mientras le veía irse hacia el konbini. Trató de darle otra calada al "cigarro especial" pero estaba infumable. O es que él se estaba haciendo ya demasiado viejo y su garganta no soportaba el paso de aquel humo. Además, empezaba a notar ese típico mareillo, primera señal de que comenzaba a hacer su efecto.

Al cabo de pocos minutos Hitomi volvía a salir del konbini, con algo en la mano. Siempre daba ese aspecto entre infantil e inocente... pero claro, sabía perfectamente que eso no tenía nada que ver con su auténtico ser. Es más, Kamijo posiblemente sería una de las poquísimas personas en el mundo que le conocían en realidad.

Salió de su mundo cuando Hitomi le había quitado el porro de las manos. -Anda, sí, termínatelo que ya casi que me quemo los dedos -rió, levantándose al mismo tiempo - Y vamos a tu casa, ¿está cerca? O vamos en coche... Tú guarda las patatas para luego, eh?

-Si, andemos, no está demasiado lejos -le contestó mientras le daba la última calada al porro y lo tiraba.-Me gusta pasear -añadió mientras ya empezaban a andar.
Iba a abrir la bolsa de patatas cuando escuchó lo último de boca del cantante- ¿Que las guarde para luego? No...mejor las tomamos por el camino, ¿no? Es que ahora me apetecen un montón...-dijo mirándole con cara de niño bueno que quiere ya la golosina -Lo abrimos ahora, ne?-terminó de decir, agarrándole de la manga y zarandeándolo un poco.

- No, abrámoslas más tarde, en tu casa -dijo, tajantemente. A veces se ponía a dar órdenes sin sentido, porque sí - Es que caminar y comer a la vez... no, es un coñazo. Esperaremos -volvió a afirmar, sonriendo de forma superior.
-Sí, a mí también me gusta caminar, la verdad. Y nos vendrá bien un paseo para bajar todo lo que nos hemos comido en la cafetería esa, jeje... -dijo, cuando ya había dado los primeros pasos, aunque no sabía realmente dónde vivía Hitomi, así que frenó y esperó a que se le adelantara. -Vaaaamos, Hitomi-chaaan... -espetó, canturreando.

-Tn....pero yo quería ahora...-dijo con una mueca de niño pequeño, mientras seguía andando y guardaba las patatas. No entendía porqué se tenían que esperar a llegar a casa...en casa se podían hacer muchas otras cosas...volvió a recapacitar en sus actos.
- ¿Pero por qué mierda te tengo que hacer caso? Eh? Yo hago lo que yo quiero!!-dijo enfurruñado como un niño y abriendo las patatas de golpe. Cogió una y se la comió, mirándole fijamente, con el ceño fruncido. Era una batalla y, esta vez, la había ganado. Hombre, no iba a salirse el otro con la suya!

Observó el acto infantil de Hitomi, durante un segundo con expresión de sorpresa, y el resto del tiempo hasta llegar a medio minuto, con sonoras carcajadas que le hicieron detenerse al no poder respirar de la risa. Luego, trató de serenarse, respiró hondo, y regresó su expresión habitual a su rostro.
- Ay...-suspiró - qué gracioso eres, de verdad... sabía que ibas a reaccionar así. Anda, dame una patata -dijo, sin esperar a que le dijera que sí para meter la mano en la bolsa y sacara unas pocas de ellas.

Su cara empezó a convertirse en algo parecido a un tomate, de lo rojo que se puso. Mientras más aumentaba el tiempo de la risa de ese que estaba a su lado, más enfadado se ponía.
Empezó a andar a paso rápido dejando al otro detrás, cabreado consigo mismo por haber reaccionado así
- Pues no sé qué tiene de gracia!-dijo cuando escuchó las palabras del cantante-No soy gracioso!Idiota!Y ahora no te doy una patata!-pero ya la había cogido, claro. Tampoco eso iba a conseguir.