Los efectos de un antihistamínico [Uruha]

Viene de aquí

El taxi acababa de llegar ante la entrada de su edificio. Estaba prácticamente dormido, pero podía sentir cómo Uruha le cogía... ¿en brazos? Vaya... no era algo muy normal en su vida, que alguien le cogiera en brazos de esa manera. Suerte para el guitarrista que estuviera tan delgado. Y suerte también para él que tuviera un hermoso ascensor en su bloque, porque vivía en un décimo nada más y nada menos. Siempre le había gustado vivir en altura.
Uruha le estaba buscando algo en sus bolsillos, eso sentía. Suponía que estaba buscando algo que le informara cuál era exactamente su departamento, en qué planta se encontraba. ¿Le había parecido oirle pedir perdón?
Finalmente entraron en el ascensor, y una vez dentro de éste el guitarrista parecía algo nervioso, o eso notaba Jui en sus brazos. Escuchaba que su respiración y pulso se volvían más violentos... tal vez tuviese algo de claustrofobia?

Salio lo mas rapido que podia del ascensor y busco con la vista el numero del apartamento de Jui, despues de unos segundos camino por el pasillo y abrio la puerta entrando.
No se fijo mucho en la casa y todo eso, su prioridad era dejar a Jui en la cama asi que se abrio paso por el apartamento buscando la habitacion de Jui. Donde encontro una cama lo recosto con cuidado y le puso los labios en la frente por si acaso tenia fiebre por la alergia...

Por fin se encontraba en casa. Y en posición horizontal, además. Ya podría dormir tranquilamente... o no tan tranquilamente; posiblemente los del supermercado acabarían llegando trayendo toda la compra que hizo antes y él ni se enteraría en su patético estado pseudo catatónico. Además, volvía a sentir mucho frío, notaba que estaba tiritando, aunque sentía sus ojos arder. ¿Por qué habría acabado así? Uruha debía pensar en que tenía una salud de mierda, y en verdad su salud solía ser buena, sólo le trastocaba la primavera un poco.
Qué frío hacía...
- Arigatou -balbuceó, tratando de mostrar la gratitud que sentía hacia el guitarrista en ese momento.

Supiro y se separo de Jui acariciando su cabello y mirandolo. Aparto los pelos de su flequillo y se levanto suavemente para buscar alguna toalla pequeña en el armario de este, tenia muchas cosas y dudaba que si guardaba las toallas hay.
Cerro el armario y se puso a pensar, Jui comenzaba a tener fiebre y lo mejor era ponerle algun paño helado en la panza y la frente. Volvio a suspirar, se sentia incomodo urgeteando en una casa ajena pero que iba a hacer.

Notó que Uruha se volvía a separar de su lado, y que comenzaba a buscar algo por la habitación, ¿qué querría? A lo mejor estaba mirando por si encontraba alguna medicina o algo por el estilo, no lo sabía.
Suponía que se tenía que sentir realmente incómodo, en una casa de un casi desconocido, y con el casi-desconocido medio muerto... en realidad era bastante cómica la situación. Seguramente en el futuro se acordaría de este día y se moriría de la risa. También tendría que comprarle al guitarrista algún regalo como agradecimiento, se sentía francamente mal abusando de esa manera de su amabilidad, pero tampoco podía hacer nada más en ese estado, tenía demasiado sueño... casi estaba en un estado de duermevela en el que comenzaban a aparecer imágenes en su mente que posiblemente serían el principio de algún sueño.

Encontro una pequeña toalla y fue a mojarla al baño estrujandola para que no cayera agua.
Cuando ya estaba de vuelta en el dormitorio de Jui se fijo que este casi estaba durmiendo asi que penso que con la toalla lo despertaria, decidiendo dejarla de lado para dejarlo descanzar.
No sabia que hacer si acostarse junto a Jui o sentarse por ahi, pero estaba seguro de que se iba a quedar en aquella casa hasta que Jui despertara.
Decidio recostarse y con mucho cuidado lo hizo para no despertarlo acomodandose de lado para mantener la vista fija en el. Fue cerrando sus ojos esperando dormirse tal cual lo estaba haciendo Jui

No sabía cuánto tiempo había pasado, cuando sintió la necesidad de abrir ya los ojos. Estaba bastante oscuro, ¿habría anochecido, tal vez?
Miró a su lado. Allí estaba Uruha, totalmente dormido. Por lo visto, se había quedado con él todo ese tiempo.
Realmente se encontraba bastante mejor, ya no tenía ese terrible mareo. No obstante aún sentía sus ojos y la zona de su frente arder, pero podía levantarse casi sin problema. Se incorporó lentamente para no hacer ruido, no quería despertarlo. Se había quedado dormido y posiblemente tendría frío, así que decidió taparle con su manta, vaya a ser que se fuera a resfriar por su culpa, después de todo.
Aún un poco inestable por la fiebre salió de su dormitorio... ¿qué habría pasado con la compra que se supone que le tendrían que haber enviado? La respuesta la encontró al llegar a su cocina... misteriosamente allí estaba, ¿cómo era posible? Tal vez el portero del edificio le habría abierto la puerta a los del supermercado, creyendo que no había nadie en casa... en fin, no tenía ni idea.
Se le apeteció algo calentito, así que decidió hacer algo de café, que también le serviría para acabar de despertarle. Mientras se hacía, buscaba entre los cajones alguna pastilla para el dolor de cabeza tan insoportable que tenía...

Supiro dormitando y acomodandose inconcientemente al sentir una manta tapandolo. Se acurruco y sin importarle mucho donde estaba siguio durmiendo, pero despertando levemente por ratos.
Volvio a medio despertar despues de unos minutos por culpa de la lluvia torrencial que habia afuera, se un momento a otro se habia largado a llover y no paraba, para demas era de noche. Se giro en la cama tapandose los oidos, odiaba el sonido de la lluvia cayendo tan fuerte y volvio a cerrar los ojos encojiendose en si mismo. Solo queria que parara la maldita lluvia...

La cafeterá empezó a hacer el típico ruido sibilante de cuando ya estaba listo el café. Qué bien olía, además. Era uno de los olores que más le gustaban; otro era el de la lluvia, y precisamente fuera estaba cayendo, de repente y sin previo aviso de nubes por la tarde, un chaparrón increible. Le apetecía abrir la ventana para que entrarse el olor a humedad y hierba mojada que tanto le gustaba, pero tenía aún demasiado frío y tiritera como para hacerlo.
Tal vez Uruha ya se hubiera despertado, así que decidió acercarse al dormitorio por si le apetecía también tomar café. Cuando entró en el cuarto y los ojos se le acostumbraron a la oscuridad, vio que el guitarrista estaba hecho un ovillo, y que se tapaba los oidos. Le resultó extraño, pero tuvo la sensación de que lo estaba pasando mal. Se sentó en la cama a su lado y le llamó suavemente tocándole el hombro.
- ¿Te encuentras bien? -le preguntó en voz baja.

Habia estado por bastantes minutos con los ojos abiertos en una especia de trance deseando con todas sus fuerzas que la maldita lluvia parara ¿Acaso el cielo no se cansaba? o era el maldito Dios que le castigaba nuevamente haciendolo recordar. Como odiaba la lluvia y en especial ese tipo.
No se fijo que Jui se habia sentado junto a el, pero al sentir que le tocaba un hombro reacciono en defensa propia destapandose de la manta y apartandole la mano rapidamente, su rostro tenia un deje de espanto, pero luego al ver a Jui la verguenza lo inundo, quizas que pensaria el otro de su reaccion tan repentina.

Le tomó por sorpresa la reacción que había tenido Uruha al haberle tocado el hombro. Parecía estar realmente asustado, ¿tal vez le tendría miedo a la lluvia? De cualquier forma, estaba claro que no le había gustado que lo hubiera tocado.
-Etto... gomen nasai -se disculpó rapidamente, por si le había ofendido, asustado, o algo... no sabía exactamente qué le pasaba, tenía una expresión muy extraña en la mirada. - Sólo quería preguntarte si quieres café... ¿te he asustado? ¿te encuentras bien?- le había preocupado.

- Si, si estoy bien... -respondio nervioso mirando hacia cualquier lado- Lo siento... no queria reaccionar asi.
Sintio tanta verguenza de que Jui tal ves notara el miedo a la soledad que le provocaba la lluvia que se habia puesto nervioso. Luego de unos momentos lo miro solo unos segundos y le respondio que si estaria bien un poco de cafe levantandose de la cama.
Afuera seguia lloviendo y el tambien seguia pendiente de eso, como ido, pensativo.

Tras la respuesta de Uruha, se dirigió de nuevo a la cocina para poner en una bandeja todo lo necesario: el café, cucharillas, tazas, algo de leche, azúcar y unas galletas. Era incapaz de tomar una bebida sin acompañarla de algo para comer. Con mucho cuidado y miedo de su torpeza, se acercó a la mesa del salón con la bandeja temblorosa.
- Ya está listo todo -le dijo, sonriendo. Aún estaba algo preocupado por la reacción que había tenido antes, y quería saber qué le estaba pasando por la mente al guitarrista.
- Qué mal tiempo hace de repente, ¿verdad? -comentó, tratando de ver si sacaba algo en claro de la fobia que parecía tener Uruha a la lluvia - A mi me encanta la lluvia...
Comenzaba a tener mucho calor y la frente le sudaba... eso era buena señal, posiblemente le estaría bajando la fiebre.

Le parecio tan bonito el gesto de Jui y la forma en la que llevaba la bandeja, sonrio para el y se hacerco a la mesa.
- Que rico...
Comento a penas audible, las cosas que habia traido Jui lo habian sacado de su estado de alerta por la lluvia y ahora solo pensaba en lo bien que se veia el café y la leche. De hecho le encantaba comer con alguien cuando llovia, en especial algo dulce ya que lo alejaba de esos recuerdos estupidos que lo invadian cada vez que llovia.
- Si... la primavera es asi, llueve de un rato para otro. A mi no me gusta la lluvia... algunas veces pareciera que el cielo se cae.

- A mí me parece bastante bonito -continuó con la conversación, mientras servía los cafés -me encanta el color que se le queda al cielo cuando va a llover mucho, aunque es bastante más bonito cuando nieva, es como gris, no sé, y todo parece muy tranquilo. Pero sí, la primavera es un asco. Por cierto, espero que te gusten estas galletas, son de chocolate y nata, aunque tengo de más sabores...

Tenía sensación de que a Uruha la lluvia le traía malos recuerdos, como si algo malo le hubiera sucedido un día de lluvia como este, en el pasado.

- Sé que es extraña la pregunta - prosiguió tras una pequeña pausa - pero... ¿los días como hoy no te recuerdan a algo? - quería sacar el tema de alguna forma, pero sin herir o traumatizar al guitarrista, quería saber qué le pasaba exactamente - Muchas veces, algún olor, o sabor, o sonido, me traen imágenes del pasado. Es extraño, pero me sucede bastante a menudo ¿te ocurre a ti o soy yo el raro? -le preguntó riéndose, para tratar de que la conversación fuera algo distendida.

Se exalto un poco al oir la pregunta del otro y quedo unos segundos viendo hacia la ventana y escuchandolo. Luego se sento y bebio de su té.

- Si me ocurre...

Respondio a su ultima pregunta con un tono distanciado, Jui trataba de tocar un tema que el jamas habia hablado con nadie... bueno una vez lo toco con Reita y cortaron ambos el tema presipitadamente sabiendo que era algo bastante delicado para el menor.

- ¿A ti que recuerdos te trae?, por ejemplo a mi el olor del pasto recien cortado me recuerda a mi y a mis hermanas cuando jugabamos en el patio con el jardinero...

Trato de seguir la conversacion ya que habia notado que su ultima respuesta habia sido cortante y no queria hacer sentir mal a Jui.

Estaba claro que había tocado algún tema delicado para el guitarrista. En el fondo no quería seguir ahondando más en la herida, pero... él sabía que hablar era lo que ayudaba a las personas, el poder desahogarse, y muchas veces era mejor con alguien ajeno o desconocido, era más cómodo. De todas formas, si Uruha no quería hablar, no iba a forzarle a hacerlo, al menos hasta que no se sintiera más cómodo.

¿La hierba recién cortada? Claro que se le venían imágenes a la mente evocadas por ese olor... imágenes de verano, de calor, de juegos, de vacaciones... imágenes que, si fueran una película, serían entrañables y felices, pero... tratándose del interior de su mente, éstas sólo provocaban dolor.
- Pues... - contestó finalmente, tras quedarse unos segundos pensativo - ese olor también me recuerda a mi hermana, qué casualidad... -dijo, con una cálida sonrisa que trataba de enmascarar su tristeza.

- Oh...desde niño yo jugaba con mis hermanas, hubiera dado mi vida por ser como ellas... pero aqui me tienes, supongo que cuando uno tiene 9 años no se da cuenta de que algunas cosas estan mal y que no deben ser asi.
Suspiro, habia tocado y llevado el tema a algo mas... se apoyo en la mesa y tomo una galleta comiendola tristemente.
- Prefiero quedarme con los recuerdos del pasto recien cortado que con los de la lluvia o... algun otro...

- ¿Por ser como ellas? - repitió lo que había dicho el guitarrista con respecto a sus hermanas, extrañado - ¿Acaso no te gusta como eres? Yo me sentiría muy orgulloso de mí mismo si fuera como eres tú, ¿sabes? No sé... tienes muchas virtudes... al menos es lo que me has demostrado a mí.
Suponía que había algo más escondido en las palabras de Uruha. Y tal vez sí quisiera desahogarse, tan sólo se lo impedía el miedo a sufrir por recordar algo que le haría daño...
- Si te gusta tus recuerdos de la hierba recién cortada, quédate con ellos - continuó, sonriendo mientras miraba su taza de café y trataba de calentarse las manos con ella. - Siempre es mejor que permanezcan los recuerdos buenos. Los malos... bueno, los malos, por mucho que uno intenta esconderlos, y aunque parezcan olvidados... siempre regresan, de una forma u otra. La cuestión es saber cómo superarlos para que no hagan daño al aparecer en la mente, ¿no crees?

- Digo... no quiero decir que no me gusto yo mismo, pero en esos tiempos hubiera dado cualquier cosa por ser una niña y que mi padre no me mirara raro por que era ... un marica... - Suspiro bajando la vista y mirando su taza de té. Tomo un poco de aire ya que sentia que se le quebrantaba la voz y volvio a suspirar cerrando los ojos unos segundos.
- Si hubiera nacido mujer, me hubiera ahorrado tantas cosas... Ahora podria estar con mi madre y mi padre. No tendria por que visitar a mis hermanas a escondidas, ni tener miedo de ver a mis padres por que sé que me golpearan o me diran cosas horribles. -bebio un poco de su te y miro a Jui de reojo- Por eso digo... que quiero quedarme con ese recuerdo del pasto recien cortado.

Se entristeció bastante escuchando las confesiones sobre su pasado que acababa de hacerle el guitarrista. Realmente algunos padres podían ser terriblemente severos e injustos. La sociedad japonesa seguía siendo demasiado estricta hoy en día...
- Vaya... lo lamento mucho. La verdad es que ese tema para mí no fue tan duro. También es verdad que realmente mis padres desconocen mis... "tendencias" -le explicó, sonriendo, para tratar de hacerle sentir algo mejor. - Ellos siempre han estado ocupados en otras cosas, no tenían demasiado tiempo para mí... - se quedó unos segundos pensativo. En realidad sus padres siempre habían estado pendiente de su hermana, incluso cuando ella ya había muerto. Bueno, al menos se había evitado problemas como el que había tenido Uruha, era una cruel ironía...
Cogió una galleta y la mojó un poco en el café, antes de engullirla.
- Bueno, piensa que te quedan muchas cosas buenas por vivir las cuales poco a poco se convertirán en bellos recuerdos que dejarán atrás los que hacen sufrir...

- Tus "tendencias" se te dieron en la adolecencia o algo asi? - dijo mirandolo- Yo naci asi lamentablemente y mis padres comenzaron a notarlo cuando tenia 9 años, claro que creo que pensaron que se me pasaria... pero bueno...
Se encojio de hombros tomando otra galleta, ya se le habia olvidado por completo lo de la lluvia y de ser una tarde tormentosa de las cuales tanto odiaba, paso a ser la tarde en la que conversaba agusto con un extraño que habia conocido en el supermercado. Por unos momentos en su mente paso la idea de que tal ves despues de esto el y Jui serian amigos.
- No es asi... lo de mis padres siempre me va a perseguir -respondio- por mas cosas buenas que este viviendo ahora, sé que ellos estan ahi en tokyo viviendo cerca de sus hijas y despreciandome por lo que soy. Incluso si mueren quedare con la carga de jamas haber sido aceptado por ellos...

- Bueno, en realidad algo antes de entrar en la adolescencia, que yo recuerde -le contestó. Él había sido siempre bastante precoz.
Con la conversación se le habían pasado ya todos sus malestares. Ya ni siquiera estaba mareado. Estaba realmente agradecido por todo lo que había hecho Uruha por él. Le debía una.
- Pues entonces, y aunque resulte muy difícil, tienes que pasar de ellos, radicalmente. - él sabía que eso no era nada fácil - Los padres, por regla general, tienen que querer a sus hijos -comentó - Si los tuyos te desprecian por lo que eres, no se merecen que te preocupes o sufras por ellos, no te merecen. Es muy duro, pero es así. Yo he aprendido a irme desvinculando poco a poco de ellos... no es que me despreciaran, realmente siempre me han tratado bien, sólo que... se olvidaron que existía, simplemente - explicó, pensativo, recordando cosas de su pasado.

-Entiendo... por que se olvidaron de que existias?
Pregunto mirandolo mientras terminaba su té mirando por la ventana, era verdad... sus padres no se lo merecian, ya se lo habia planteado, el tampoco merecio cuando niño que su padre lo golpeara y su madre no hiciera nada... Supuso en su mente que debia de tener bastante resentimiento hacia ellos, pero en realidad no tenia nada... simplemente respetaba y temia mucho a su padre, por eso siempre lo evitaba. Su padre era peor que el de Ruki.

Por regla general no le gustaba hablar ni de sí mismo ni de cosas de su pasado. Pero esa tarde estaba muy cómodo conversando con el guitarrista.
- Pues... verás - dijo mientras volvía a coger otra galleta. Le iba a dar un empacho de tanto dulce - No es nada en especial, simplemente estaban demasiado ocupados en mi hermana. - Se quedó pensativo unos segundos - Ella siempre había tenido una salud muy mala, y mis padres se pasaban el día llevándola a médicos y en el hospital. Y yo con ellos, claro. Por lo menos en esa época estábamos unidos. Pero luego... -hizo una pausa - luego ella murió, y mis padres cambiaron mucho. Sólo pensaban en su hija muerta y pasaban del hijo que les quedaba vivo... en fin, la verdad es que se quedaron un poco destrozados, normal. - Explicó, con toda la normalidad del mundo. Parecía como si no le afectara en absoluto, pero ésa era la forma que tenía de hablar...
- En fin... - terminó mientras comía otra galleta.