Un Nuevo Amanecer (Kanon)

Notó que su amigo estaba triste y se sintió un poco mal por eso, ¿estaba triste por aquel rechazo o por él mismo por se tan impulsivo?, seguro que era por el bajista, porque no había tenido tacto al decirle que no hiciera eso. Sonrió suavemente, tratando de tranquilizar al más bajo y volvió a tomarle la mano, sin soltarla, se paró de su lugar y se sentó al lado de Miku, ya no frente a él, entonces lo abrazó muy cariñosamente.

-No estés triste peque...- le besó suavemente el cabello.- perdóname...qué importa que nos vean.- tomó un poco de la comida de Miku y se la llevó hasta la boca.- anda...abre grande.- le pidió con una sonrisa en los labios mientras esperaba a que su vocalista abriera la boca para poder darle aquel dulce, que seguro lo pondría de buen humor.

Su comida seguía enfrente de él, pero no atinó a tomar siquiera un bocado, se sentía desanimado. No podía evitarlo, le hubiera gustado que Kanon reaccionara de otra manera, que fuera más cariñoso... que lo tratara como trataba a todos aquellos que compartían noches esporadicas con el bajista. En el fondo Miku sabía que jamás sería así... eso era lo que lo deprimía más.

Desperto de sus pensamientos cuando la mano del mayor volvió a posarse sobre la suya, y su corazón latió con rápidez cuando éste se levanto y se sentó a su lado, acortando cualquier tipo de distancia entre sus cuerpos.
Sintió los labios del bajista besar su cabello y no pudo evitar sonreír, Kanon se había dado cuenta de su tristeza...
-Ya no estoy triste...- susurró aún con una sonrisa y abrió la boca para recibir el pedazo de crepa que su amigo le ofrecía. -Mmmm.. esta buenísimo- se acercó aún más al cuerpo del bajista acurrucándose. -Deberías probarlo- dijo volviéndo a estar feliz.

Dejó que Miku se le acercara todo lo que quisiera, eso parecía hacerlo feliz y si el rubio estaba feliz, el moreno también lo estaba, así que dejó que su amigo se acurrucara en él. Le besó la nariz suavemente y después miró todo ese dulce, no dudaba que estuviera rico, pero en realidad él tenía hambre de algo salado.

-Creo que prefiero mis empanadas, insisto...no sé cómo puedes comer tanta azúcar por las mañanas...- tomó un poco más de lo de Miku y se lo llevó a la boca con una sonrisa, así se estaba bien, y qué importaba si los demás los veían, igual hablaban aunque no los vieran, así que ahora les darían algo verdadero de qué hablar para que no desperdiciaran sus vidas.

Tomó una servilleta y limpió suavemente la boca de Miku que se había manchado con un poco de crema.

-Cerdito...espero no tener que atarme un postre y hacerte correr.- rió recordando lo de antes.

-Y yo no entiendo como no te pueden gustar las cosas dulces- rió un poco aún acurrucado en el cuerpo de su amigo, se sentía tan bien. Se sentía tranquilo, como si el estar así con Kanon fuera algo natural, algo que podría convertirse en rutina, en algo diario... que daría el rubio por poder cruzar aquella barrera que dividia la amistad de algo más.

Sus mejillas ardieron dejando su rostro rojo cuando el bajista le limpio la boca, tenía tantas ganas de besarlo nuevamente... no se atrevería, pero el tenerlo tan cerca, era tanta la tentación...
-No seas así de malo...- hizo un puchero y comenzó a reír. 'No necesitarías un poste para que corriera tras de ti' pensó. -Si aprendieras a amar los dulces como yo lo hago, no me dirías esas cosas- aún sonriendo tomo un poco de crema con el dedo indice, se lo llevo a la boca, y esparció un poco en su labio inferior. Antes de que el mayor pudiera reaccionar, Miku nuevamente había atrapado sus labios en un beso, con la misma pasión de antes, dejando que Kanon probará sus labios y la crema en ellos.

A pesar de todo lo que su conciencia le gritaba, se había atrevido nuevamente a "robarle" un beso a su amigo, sin importarle su reacción. En ese momento, lo único que el rubio quería, era demostrarle cuanto lo quería.

-No es que no me gusten...sólo que no tanto como a ti.- le explicó con una suave sonrisa en los labios, de hecho a Kanon el encantaban los dulces, pero comer tanta azúcar por la mañana no le llamaba la atención.

-Es que tú si pudieras, te casarías con una paleta.- bromeó y rió suavemente, le gustaba los dulces pero no los amaba, eso le parecía ya demasiado, además no quería tener más razones por las cuales ir al dentista. Aún continuaba pensando en esas cosas cuando sintió que el vocalista atrapaba nuevamente sus besos, se quedó casi tieso, reacio a creer lo que estaba pasando, ¿por qué Miku hacía algo así ahora?, él entendía un suave beso en los labios a modo de cariño, pero los besos de su amigo eran de otro tipo.

Cuando se separaron, el de cabello negro se quedó mirando al más bajo, sin saber exactamente qué decir, Miku sí que le ponía las cosa difíciles a veces, tomó un poco más del dulce con la cuchara y lo llevó a los labios del rubio.

-El dulce sí que te pone de buen humor ¿no?- trató de sonreír.

Sintió el cuerpo de Kanon tensarse bajo su beso y nuevamente un dejo de tristeza le recorrió el cuerpo. Era obvio que éste solo se dejaba para hacerlo feliz, Miku lo tenía bastante claro, pero, aquellos impulsos, simplemente no podía evitarlos. Hoy día era un extraño día, normalmente el vocalista era capaz de controlarse... pero luego de la pelea que habían mantenido, luego de pensar que perdería al mayor para siempre... Sabía que el pelinegro ya se lo había prometido, jamás iba a dejarlo solo, pero el rubio aún estaba asustado.

Cuando finalmente se separó de Kanon, éste lo miraba fijo, como tratando de desifrar sus pensamientos con una sola mirada, directo a sus ojos. Miku se puso algo nervioso, talves el bajista iba a terminar enojando.

Trató de sonreír y comió un poco más, pero las ganas de alimentarse se le habían pasado por completo. -No es el dulce lo que me pone de buen humor- volco su atención al mayor y tomó su cara con las manos, quedando a centímetros de sus labios. -¿Vamonos a casa? Ya no tengo hambre...- se puso serio. Le demostraría a Kanon cuanto lo necesitaba y cuanto lo quería, costara lo que costara.

El bajista entendió lo que su amigo le quería decir cuando le comentó que no era el dulce lo que le ponía de buen humor, pero no dijo nada, prefirió quedarse callado para así ya no hacer más problemas entre los dos; de pronto el rubio estaba serio y le decía que ya no tenía hambre y que quería regresar a casa, en ese instante toda el hambre que tenía el bajista se fue, estaba confundido y hasta un poco molesto por la extraña actitud del más bajo.

Sacó dinero y lo dejó sobre la mesa, se despidió del mesero y salió junto con Miku, subieron al auto del de cabello negro y éste comenzó a manejar en silencio, ¿qué le estaba pasando al vocalista que se comportaba de esa manera?, primero lo besaba frente a todos y luego se ponía serio como si Kanon hubiera hecho algo malo, que él no creía así.

Estaba dispuesto a no decir nada en el camino, sólo manejaba mirando al frente y pensando en sus cosas, si el otro quería hablar él iba a tener que empezar la conversación, porque el bajista no tenía ninguna intención de hacerlo.

Salieron en silencio del restaurant y continuaron así durante el viaje en el auto. La verdad era que no sabía que hacer, estaba actuando como una maldita colegiala, pero no podía evitarlo. Era como si aquellos impulsos tomarán control sobre su cuerpo, y lo obligaran a hacer cosas que normalmente no haría.
Definitivamente necesitaba dormir un poco más, o al menos tratar de explicarle a su amigo.

Kanon no lo miraba, y en ningún momento trato de crear alguna conversación. Para el momento en que llegaron a la casa, Miku sentía un dolor en el estómago indescriptible. El bajista detuvo el auto frente a su hogar, y cuando pretendía bajarse, el vocalista lo detuvo, agarrandole del brazo.

-No sé que me pasa hoy día... creo, creo que aquella discución me afecto más de lo que pensaba- dijo, excusándose antes de que su amigo pudiera decir algo. -No te tomes muy en serio mis idioteces- dicho esto, soltó el brazo del pelinegro y se bajo del auto, sin esperar una respuesta. Caminó hasta la entrada, dándose cuenta que andaba sin llaves, y él que las había llevado era Kanon.

Había ido pensando en qué podía estarle pasando a Miku, nunca antes le había visto rechazar un dulce y esa no podía ser una buena señal; para cuando llegaron a la casa, el bajista aún no tenía una respuesta para el comportamiento del más bajo, y de pronto éste le tomó del brazo y le trato de explicar lo que pasaba, aunque Kanon de todas maneras no entendió demasiado bien, se suponía que ya se habían arreglado...

El vocalista se bajó del auto sin esperar la respuesta del de cabello negro, y éste tuvo que salir detrás del más pequeño, porque al parecer no tenía las llaves; buscó en su bolsillo en silencio y abrió la puerta, pero antes de que el cantante pudiera entrar, el bajista lo tomó del brazo y le obligó a verlo.

-¿Qué más quieres que haga Miku?...lo siento, soy un idiota, no debí hablarte así...por favor ya para con esto.- porque para el alto era una tortura aquel comportamiento de parte del rubio.- ¿no te das cuenta de que me lastimas...? ¿cómo más quieres que me disculpe?, lo que sea...lo haré.

-Kanon yo...- se quedo un momento en silencio, el corazón le golpeaba el pecho nuevamente, como tratando de escapar de aquel lugar. Kanon lo miraba serio y con un dejo de tristeza en sus ojos. ¿Lo lastimaba? El vocalista no se había dado cuenta, estaba tan ciego con su propio dolor que no se había detenido a pensar que el pelinegro también podía estar sufriendo.

-Besame de nuevo... besame como si realmente sintieras algo por mi- dijo sin pensar, dejando escapar sus más profundos deseos en aquella petición, ya no aguantaba más. Tenía claro que las palabras que iba a decir a continuación significarían la destrucción de una amistad que llevaba años, pero necesitaba sacarse aquel peso que llevaba dentro.

-Amame... tal como yo te amo- soltó en un susurró, las lágrimas comenzaban ya a bajar por sus mejillas.

El rostro del bajista primero fue de sorpresa, luego de confusión y angustia...eso era entonces, ¿cómo le iba a decir a Miku que él no podía amarlo?, aunque quisiera...no se le podía dictar al corazón, él ya lo había intentado muchas veces; pero lo pensó un rato, al menos le podía cumplir el primer capricho, para que el vocalista viera lo importante que era para el de cabello negro.

-Amarte no puedo Miku...créeme que quisiera...pero no puedo simplemente ordenarle a mi corazón y esperar que obedezca.- se lo decía porque no quería engañarlo, no quería decirle que lo amaría para después no hacerlo, a lo ojos del bajista, eso sería mucho peor que decirle la vedad.- pero puedo besarte peque...- no esperó más y buscó los labios de su vocalista; sus labios se unieron en un beso de pura pasión y el bajista exploró la boca del más bajo, mientras lo abrazaba y lo acercaba más a él con una mano y con otra le acariciaba suavemente el cabello. Esperaba que de esa manera Miku entendiera lo muy importante que era ara él, y que no quería que se alejara, aunque seguramente después de eso su amistad no sería la misma nunca.

El corazón se le hizo pedazos, ¿así se sentía el dolor? ¿esto era angustia de verdad? Miku estaba seguro que sí, porque nunca antes había sentido un dolor tan intenso dentro de su cuerpo. Como si alguien hubiera atravesado su caja toraxica con un brazo, hubiera tomado su desgastado corazón en su puño y lo hubiera estrujado hasta dejarlo sin ni una gota de sangre. Así se sentía el sufrir por un amor no correspondido.
Las palabras que Kanon había pronunciado lo habían dejado en un abismo, se sentía debastado. Se lo esperaba, el vocalista siempre había sabido que nunca sería correspondido como él necesitaba... pero, ¿las esperanzas son lo último que se pierde? Miku sentía que lo había perdido todo.

-Kan...- no alcanzó a pronunciar aquel nombre, el dueño de sus más íntimos deseos y el dueño de aquel corazón que ahora se desengraba dentro de su pecho. Los labios del bajista se unieron a los suyos, cumpliendo uno de sus deseos, dejando que la pasión entre ambos aflorara. Miku sintió el cuerpo de su amigo acercársele y poco le importo el hecho de que aún siguieran fuera de la casa, bajo el marco de la puerta.
Las lágrimas seguían cayendo cálidas por sus mejillas, húmedeciendo también el rostro del pelinegro. Abrazó al mayor por el cuello y sin soltar aquellos labios comenzó a caminar hacía atrás, con intenciones de entrar a la casa. No quería que el beso se detuviera, hubiera dado su vida porque aquel momento durará eternamente y el cuerpo de Kanon no se alejará nunca del suyo...

Cuando sintió que Miku lo llevaba hacia dentro de la casa, sus pies comenzaron a moverse, aún sin romper en beso; y por más que cualquiera que los hubiera visto les hubiera gritado que se buscaran una habitación, aquel besó era uno de los más inocentes que había dado el bajista, un beso lleno de amor y solamente dedicado a tratar de que la otra persona se sintiera mejor; no, definitivamente no buscaba con ese beso llegar a la cama, así que después de cerrar la puerta, se quedó ahí parado en medio de la sala aún besando al más pequeño.

Finalmente el beso tuvo que romperse, no porque no pudieran seguir, si no porque ya le parecía al de cabello negro que eso había durado bastante. Miró al vocalista a los ojos y sólo podía reflejar amor y mucha tristeza...tristeza porque veía a su amigo mal, y porque no podía hacer nada para remediar eso, él era el causante de toda esa tristeza y eso le hacía sentir la peor persona del mundo.

-Quiero que sepas...que...de verdad, si pudiera amarte, si pudiera ordenarle a mi corazón de quién enamorarse, no lo pensaría dos veces y te elegiría a ti.- dijo con una voz sumamente cansada y triste.- porque no podría pedirle más a la vida que alguien como tú...

La puerta se cerró tras ellos, sus labios aún continuaban aquel beso que Miku no quería terminar nunca. No era algo sexual, no había deseo carnal en ese beso, solo el amor que el vocalista necesitaba sentir. Creer que Kanon realmente sentía algo por él, que podía llegar a sentirlo... Daría lo que fuera por su amor, pero sabía que era un caso perdido. Kanon jamás lo engañaría de esa manera, no aparentaría amarlo porque sabía que eso le dolería más que la verdad misma.

Cuando sus labios se separaron tomo una bocanada de aire, aún con los ojos cerrados, sabía que si los abría más lágrimas caerían por sus mejillas y ya no quería que el bajista lo viera llorar. Se veía y se sentía lo suficientemente patético, no quería dar más pena ni hacer sentir más mal a su amigo. A fin de cuentas, Kanon no tenía la culpa de nada, él había sido el muy imbécil que se había enamorado de su mejor amigo.

-No sabes cuanto...- se calló por un momento, las lágrimas corriendo por su rostro, las palabras que el más alto había dicho habían destruido su patético intento de no llorar. -Lamento mucho todo esto Kanon... yo... yo nunca quize... lo siento- se limpió el rostro con la manga de su camiseta, se acercó al bajista una vez más y junto sus labios, un beso corto y de despedida. Sabía que luego de esto nada volvería a ser igual. -Gracias Kanon-chan...- le sostuvo el rostro con las manos, juntando sus frentes y trato de sonreír. -Creo que me ire a dormir un rato- dijo con un dejo de tristeza en su voz. -Me hará mejor descansar...- murmuró soltándo a su amigo y sin mirar atrás, mordiendo su labio inferior con fuerza, subió las escaleras rumbo a su habitación.

Era todo lo que podía hacer, por más que odiara ver a su amigo destrozado, ya no podía hacer más, esa situación escapaba de sus manos, y de verdad le molestaba el hecho de sentirse tan impotente, hubiera dado lo que fuera por poder hacer sentir a Miku como éste quería, pero eso sería imposible.

Esperó a que el más bajo se retirara y él se quedó parado en medio de la sala, viéndole alejarse y subir por las escaleras, suspiró tristemente, necesitaba unas cervezas y quizás algo más fuerte, sacó su celular y llamó a un par de amigos, no pisaría la casa en todo el día.

CERRADO