Suspiro... [Libre para cualquiera de la casa]

La casa había estado bastante tranquila esa tarde, no era para menos, Toshiya a penas había aparecido y no le culpaba, después de todo ahora era novio de Kai y salían a divertirse juntos, él lo haría si tuviera con quien... Suspiro... cuantas veces ha suspirado en los últimos días?... Suspiro... incontables veces y más a partir de que desapareció Kaoru sin decir a donde iba, llevaba días ausente y él no sabía cómo estaba, tampoco se atrevía a marcarle al celular, le mandó varios mensajes en esos días pero ninguno fue contestado, así que a lo mejor el guitarrista quería estar solo no? Eso no sería extraño... suspiro...

Entró a la cocina con ánimos de comer algo dulce, pero sin ganas de cocinar algo... de nuevo ya no estaba teniendo apetito, comía a la fuerza, se la pasaba solo en la cocina, Dai a penas se había aparecido a la casa a dormir, parecía preocupado así que pensó que ir a preguntarle que le pasaba solo sería entrometerse en sus problemas... si él necesitaba de su ayuda iría a hablarle no? Suspiro... Se preparó solo una taza de café, y mientras esperaba que se enfriara un poco para beber, su mirada se perdió en la negrura del café, hondo y oscuro... suspiro... tan turbio como los ojos en los que estaba pensando... suspiro...

Llevaba toda la tarde encerrado en la habitación.
Había pensado que, si no dormía por la noche, a lo mejor conseguía hacerlo después de la comida...pero ni por esas. Al menos ya no estaba nervioso ni alterado. De hecho, apenas podía pensar claramente.
Tras mucho tiempo intentando en vano dormir, se levantó fastidiado y fue a darse una ducha fría, para no estar en ese estado de relajación estúpida que no le servía para nada.
Cuando hubo terminado bajó, dirigiéndose hacia la cocina, para prepararse un fuerte café. Si le era imposible dormir, al menos, mejor tomar cafeína para no sentir la soñarrera.
Al entrar a la cocina vio a Shinya, perdido en sus pensamientos.
Entró despació, sin hacer nada de ruido, y se quedó a su espalda, dándole un repentino abrazo
- ¿En qué piensa mi batera preferido?-sorpresivamente, lo dijo dulcemente, sin ningún tono de burla en su voz.

Se exaltó sorprendido de que la aparente calma fuera interrumpida con aquel brazo y escuchó hablarle viendole de reojo
-En que había estado muy tranquila la casa -dice molesto pero por dentro estaba contento de que Die haya salido de la habitación -seguro no has comido nada no? -se soltó con suavidad- te cocinaré algo rápido -le sonrió a penas caminando hacia la cocina, sabía que el guitarrista no había comido nada y al menos podría prepararle algo para obligarlo a comer.

Sonrió. No estaba mal salir de vez en cuando de su mundo interior y ver a la gente. Más, si eran sus compañeros y amigos de toda la vida. Pero quizá por eso prefería no salir de su habitación. Su situación emocional estaba un poco alterada y no quería que le vieran así. Más después de la noche que pasó en el hospital por culpa del alcohol
- No te preocupes, damita...no tengo mucho hambre, la verdad...-dijo sentándose en una de las sillas y poniendo una de las mejores sonrisas que sabía recrear. -Venía a por un café, nada más...

-Te haré el café -dijo caminando hacia la cocina -pero antes te comerás algo que voy a prepararte y no acepto un no por respuesta -comenzó a sacar una olla de la alacena, después se movió con destreza sacando los ingredientes uno a uno para colocarlos a la mano, del refrigerador sacó el ramen en un cubito y llenó la olla de agua que comenzó a hervir mientras en el otro lado preparaba la tetera para el agua caliente. Aunque lo viera con su habitual sonrisa su aspeto se veía más demacrado y no podía evitar preocuparse por él.

-Pero es que...-no le apetecía comer, para nada. Lo que menos le pasaba por la cabeza era que tuviera o no tuviera hambre. Simplemente, no le apetecía. Pero tampoco quería preocuparle y que pensara que estaba raro-...bueno...pero poquito, eh? -le miró atentamente mientras cocinaba, recordando el tiempo que había estado enamorado de él. No se lo había llegado a decir nunca...a fin de cuentas, fue menguando ese sentimiento y aumentando el de la amistad...pero era tan dulce y tan buena persona...¿y por qué pensaba eso ahora? Ni que se hubiera enamorado ahora de...no, no...Sacudió la cabeza, intentando quitarse esas imágenes de ella -El café oscurito, vale?